El freno a la reforma laboral que proponía el DNU de Milei puede representar el triunfo del sindicalismo y el inicio de una resistencia que se traduce en las calles con diversas y masivas protestas de la clase trabajadora.
Empezó la resistencia |
Télam
Ayer, mientras el tema de conversación era el aumento de las naftas, el gobierno de Javier Milei recibió su primer revés judicial: la Sala de Feria de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo emitió una cautelar que suspende los artículos del apartado IV del DNU que cambia varias de las condiciones laborales de los trabajadores, contó Jorge Fontevecchia en la apertura de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1) del jueves 4 de enero del 2024.
El sindicalismo catalogaba peyorativamente a esta sección del DNU como la reforma laboral dentro del decretazo. Luego de conocer la decisión de la Cámara laboral, Rodolfo Barra, Procurador del Tesoro, advirtió que apelarán el fallo judicial. “Los motivos que dan no son acertados, esa valoración le corresponde al Congreso”. La CGT, obviamente, salió a festejar el fallo y planteó: “Esta decisión judicial pone un freno a la reforma laboral regresiva y contraria a los trabajadores”,
El antecedente de la ley Mucci durante el gobierno de Alfonsín
El tema de que haya prioridad de sindicatos y tratar de romper esa relación de sostén del peronismo con los mismos, es un tema de larga data. De hecho, el propio Raúl Alfonsín, cuando asumió en 1983, hizo una ley de modificación de los aportes de las obras sociales de los afiliados a los distintos sindicatos que llevó adelante su ministro de Trabajo, Antonio Mucci, y que fue frenada por el Congreso y la oposición sindical de aquel momento.
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Durante la campaña electoral, Raúl Alfonsín denunció un pacto sindical-militar que habría mantenido sectores de la cúpula gremial con la dictadura de 1976. Según esa hipótesis, se buscaba negociar la impunidad de los represores. El candidato del PJ, Ítalo Luder, era el exponente de ese vínculo y el rostro del sindicalismo tradicional, pero con la victoria de Alfonsín, el peronismo y la cúpula gremial cayeron en una crisis política sin precedentes.
En aquel momento, Alberto Rodríguez Saá y Fernando De la Rúa debatieron acerca de esa ley. El funcionario justicialista acusaba de que esa ley buscaba “intervenir a los sindicatos", mientras que el ex presidente sostuvo que buscaba democratizar los sindicatos a partir de un “sentido superior”.
Además, ayer en el Senado, el oficialismo perdió la mayoría circunstancial que había construido y el peronismo logró bloquear el debate de la Boleta Única de Papel. Por su parte, el senador del PRO y aliado del oficialismo, Luis Juez, se refirió al fallo. “La judicialización del DNU iba a tener estas complicaciones, supongo que el Gobierno intentará apelar esta decisión”.
Asimismo, Juez pidió consenso y diálogo para debatir el sistema laboral argentino, e hizo una advertencia al Presidente luego de esta sesión en el Senado: "Déjese ayudar, señor Presidente, no es a los empujones, Cristina ya clavó este país tratando de empujar".
Para sumar más complicaciones a las decisiones presidenciales, gobernadores e intendentes del PRO, como Ignacio Torres de Chubut y Alberto Weretilneck de Rio Negro, se oponen a la desregulación de la pesca que se propone en la Ley Ómnibus.
A su vez, los médicos se oponen a las recetas sin marcas de medicamentos y a la noche, volvieron los cacerolazos frente al Congreso y los barrios porteños de Caballito, Villa Crespo, Palermo, San Telmo, Parque Avellaneda, Paternal, entre otros.
Protestas en distintos puntos del país
Vecinos de la Capital Federal y el Conurbano empezaron a hacer reuniones semanales o quincenales para coordinar estas acciones de resistencia y en varios de estos encuentros, que pueden evocar a las asambleas populares del 2001, se impulsó la participación en el paro general convocado por la CGT, el 24 de enero. Este paro nacional contra el gobierno de Milei rompió todos los récords de velocidad. Ningún otro gobierno tuvo que enfrentar un paro nacional a tan pocos días de haber asumido.
Probablemente todos estos elementos tengan que ver con otro récord: ningún otro gobierno democrático consumió tan rápido la llamada “luna de miel” que tiene todo gobierno al asumir. Según la consultora Zuban Córdoba, un 55% de la sociedad argentina ya está en contra de Milei. Recordemos que hoy apenas se cumplen 25 días de gobierno. Gustavo Córdoba, el director de esta consultora, planteó que la caída de la imagen positiva del Milei no tiene comparación con la de ningún otro presidente.
Por caso, Menem y Kirchner fueron dos presidentes que tuvieron que enfrentar situaciones económicas muy difíciles y momentos políticos convulsionados. Pero, como señala Carlos Pagni en su artículo en La Nación: “Ni siquiera las revoluciones consiguen que la realidad se muestre tan dócil frente a las ideas”, como pretende el jefe de Estado libertario.
Tanto Menem como Kirchner, con políticas y coyunturas muy diferentes, se dedicaron a hacer política. El santacruceño llamó la “transversalidad” a un acuerdo amplio que llegó en su primer gobierno, mientras que Menem fue el primer presidente peronista con un gabinete neoliberal y luego firmó el Pacto de Olivos con su principal adversario, Raúl Alfonsín.
Con una inflación en aumento y un sinceramiento de precios, los distintos actores de la sociedad civil comenzaron la resistencia contra un gobierno que, en contenido y en forma, agrede a la mayoría de la sociedad y al sistema democrática como tal. De todas formas, Milei aún está en condiciones de girar y sentarse a dialogar con las diferentes fuerzas políticas.
La Argentina con una resistencia histórica
La palabra “resistencia” consiste en mantenerse firme y viene de una de las tantas virtudes de un filósofo libertario Murray Rothbard, que fuera además director del área de filosofía de Harvard, y que planteaba entre las distintas virtudes una que los romanos llamaban “gravitas”.
A modo de representación de las gravitas, colocaba un árbol con grandes raíces que, frente al viento, puede inclinarse pero que no se lo lleva puesto ni lo arranca de la tierra. Precisamente, la sociedad argentina posee esta capacidad de resistencia y cambiar su rumbo no implica un cambio abrupto, sino más bien un ajuste gradual,
